Pirineos

Este año, parece que no nos podremos dar una escapadita a la nieve.
 No es que no la tengamos aquí, en Canarias. Concretamente, visto desde la azotea de nuestra casa, el Teide, luce tal que así, en el momento de escribir estas líneas:
Es una bellísima estampa, de gran orgullo para el tinerfeño (o chicharrero).
De similar calibre son los parajes que hemos tenido la gran fortuna de haber podido contemplar en los Pirineos. Por supuesto, es semejante regalo para la vista, una de las cosas que hemos buscado en ese destino, pero hay algunas otras cosas que además podemos hacer allí, que aquí, como es de lógica, no hay.
Montañas de Pas de la Casa


Nos referimos, como no, a la práctica de uno de los deportes reyes de la nieve, el esquí alpino.
Un deporte, que descubrimos un poco tarde. Exactamente yo tenía 32 años la primera vez que me calcé unos esquís. Para nada se parecía a ninguno de los numerosos y variados deportes que tenemos la gran suerte de poder practicar en nuestras subtropicales islas, de tan benigno clima, y que casi todos van enfocados al mar o a la playa. También tenemos magníficos y altos montes, en todas las islas, que ofrecen un amplio abanico de posibilidades para los montañeros.
En un sitio, en el que lo normal sería que sus habitantes ni pensasen en ello, es curioso que se haya puesto tan de moda ir tan lejos para aprender a esquiar.

Supongo que habrá que felicitar a las agencias de viajes y a los tour-operadores por haberlo ofertado y promocionado tan bien, pues tenemos que reconocer, que aunque recelosos al principio, cuando nosotros lo probamos, nos enganchamos, ¡y eso que, sobre todo al principio se pasa fatal! Será verdad el dicho ese de que todos tenemos un punto masoquista...

Como decía al comienzo de esta página, dedicada a los enclaves que hemos visitado en los Pirineos, parece que este año, no podremos disfrutar de unos días de montaña, por algo que tramamos y que puede que en un futuro desvelemos en forma de otro blog. Pero de momento, siempre nos quedará recordarlo.

Panticosa

La primera escapada a la nieve que hicimos juntos, después de hacer algunos menesteres que aqui no vienen al caso en otras ciudades cercanas, fue, al precioso pueblo de Panticosa, una de las cinco estaciones de esquí del Grupo Aramón, en la zona del Pirineo Aragonés.
La zona es preciosa, con hoteles pequeños, acogedores y familiares. Más que recomendable para una escapadita romántica de fin de semana.

Tenemos tres anécdotas consecutivas buenísimas, dignas de mencionar.
La primera de ellas, ocurrió nada más dejar el hotelito para ir en busca de material para alquilar y subir a la montaña a aprender a esquiar. Cuando nos vio dirigirnos al remonte principal, donde esta el establecimiento de la empresa Aramón, uno de los dueños de uno de las negocios particulares que están enfrente, nos gritó de tal modo que bien se podría haber oído en toda la montaña: ¡¡¡EEEYYYY!!! ¡¡¡QUE TENEMOS QUE COMEEERRR!!!

Bueno, fuimos muertos de risa a dar con él. Nos dio un precio por todo el material. ¡Oye! Que es más barato en el otro lado, le repliqué. Entonces entre risotadas nos espetó, ¡ESTOS CANARIOS SE LAS SABEN TODAS JOER! acto seguido nos sacó material de primera calidad, al mismo precio que su competencia. Muy buen rollo con este simpático individuo.

La segunda de las anécdotas divertidas, es que nada más llegar a la cima de la montaña, intentando ponernos los esquíes y no matarnos en el intento, nos asaltan dos reporteros con cámara en mano, de Aragón TV creo recordar, para entrevistarnos.
Nos preguntaron qué nos parecía la falta de nevadas y que solo estuviesen abiertas las pistas para novatos...Ah! ¿pero falta nieve? ¿Y estas pistas, dices tú que no son para los profesionales?
Después de reírnos a carcajada limpia, se fueron algo mosqueados, preguntándonos que de dónde éramos. Somos de Canarias. Eso les aclaró algo nuestro cachondeo...

La tercera, es que Mari, cuando los reporteros se dieron la vuelta para irse, justo un segundo después de la fotografía de la izquierda, por reírse tanto, cayó al suelo como un "saco de papas", haciéndose un daño tremendo, que le hizo coger todo el respeto del mundo a la dureza de la nieve de una sola vez.
No nos fue del todo bien la primera vez que nos pusimos a intentar esquiar (yo había tenido una experiencia previa ese mismo año, pero como no fue juntos, la omitimos). Pues pensábamos que iba a ser más fácil de lo que es. Estábamos equivocados. Pero lo tomamos como una primera toma de contacto. Y como quedamos encantados con el sitio, el hotel y el ambientillo que se respira en lo alto de la montaña, más adelante decidiríamos volver a intentarlo como veréis a continuación.
Panticosa, nos cautivó. Es una estación pequeñita, pero con un encanto singular. Justo la misma descripción, es la del pequeño hotel dónde nos alojamos por unos poquitos días.

Andorra
El país de los Pirineos, es para nosotros, el mejor sitio para esquiar, teniendo en cuenta que aún no conocemos otros grandes destinos europeos para esquiar, como podrían ser, por nombrar alguno, Austria o Suiza. Todo se andará.
Andorra lo tiene todo para pasar unos buenos días de vacaciones.
la pirámide de cristal es el spá Caldea



Andorra la Vella, el centro, es muy bonito y tiene muchas y variadas actividades a realizar. La que más nos gusta, aunque un poco "salada" de precio, uno de los spá más grandes y mejores de Europa, Caldea. 


Para los amantes al Shopping, alojarse en el centro es una buenísima opción.

No es nuestro caso. Ya desde 2007 nos acostumbramos a los pequeños hotelitos de montaña de categoría media, que para nosotros tienen un encanto muy especial.


Nuestra zona favorita para alojarnos, son los sectores de Soldeu o de Tarter, pero hay gente que tiene otros gustos, evidentemente, como puede ser Pas de la casa, el sector más alejado de España y próximo a Francia, donde hay un número superior de gente joven, pues las posibilidades de "juergueo" son mayores.

Sector de el Tarter







Nosotros, vamos a lo que vamos, que es a disfrutar de la nieve y de los paisajes. Aunque sin renunciar a nada, por lo que si se pone por delante alguna "fiestilla", pues por supuesto que no le vamos a hacer ascos.
Los primeros años que fuimos de viaje "a la nieve", hubo escased de ella precisamente. Pero a nosotros nos vino bien. Primero porque hubo déficit de esquiadores en las pistas, con lo que estuvimos muy cómodos en las pistas para novatos, que precisamente, eran las que estaban todas abiertas.


En 2007, nos empezamos a poner a tono con los cursillos de aprendizaje en el sector de Tarter.

Yo me "piqué" bastante conmigo mismo y me lo curré duro ese año para ponerme al día lo antes posible.




Mari, al ser una persona mucho más relajada que yo para casi todo en este mundo, se lo tomó con más "filosofía" y se lo pasó en grande conociendo gente. Aquí la vemos con dos amigas que hizo ese año, Isabel y Virginia, un saludo para las dos desde aquí.
Una de las cafeterías en las pistas


Como todos, cuando empezamos, alcanzamos nuestros buenos "leñazos". Muchas veces te planteas si realmente esquiar es divertido. Solamente andar con las botas de esquiar puestas, desde el aparcamiento a la entrada del remonte, es una tortura. El frío, el levantarse temprano, lo duro del ejercicio que haces sobre los esquíes... 
Bajando Miquel, un reto



Pero cuando poco a poco vas logrando mejorar tu nivel, y empiezas a disfrutar de las vistas que ofrece la montaña, y de las sensaciones de la nieve bajo tus pies, llegas a la conclusión de que sí, de que todo ha valido la pena con tal de vivir esa experiencia.
Es más, cuando pasa un poco de tiempo, lo hechas mucho de menos.


En 2008 repetimos hotelito de montaña en la zona de Soldeu-Tarter. Justo a mitad de camino entre los dos sectores, por lo que decidimos hacer el cursillo de aprendizaje, al contrario que el año pasado que fue en Tarter, en el de Soldeu.
Casas en la zona de Soldeu



Lo más destacado de ese año, fue la gran nevada que cayó. De tal magnitud, que tuvieron que cerrar todas las pistas.
Fue tal la cantidad de nieve que cayó por la noche, que a la mañana siguiente nos costó lo que ni se sabe, encontrar el coche, y cuando lo hicimos, no pudimos desenterrarlo.





Intentamos hacer lo que todo el mundo. Usar el bus y bajar a Andorra la Bella. Pero éstos venían tan llenos, que no paraban.
En la parada conocimos a Alberto y a Raquel.


Un simpático tándem formado por padre e hija que viajaban mucho a esquiar juntos.
 Hicimos un trato con ellos. Les ayudábamos a sacar su coche de la nieve, ya que tendríamos más fácil acceder a él que al nuestro y bajaríamos juntos al centro.
Así lo hicimos.
Después de unas dos horas de arduo trabajo, conseguimos sacar el coche y bajamos los cuatro a la cuidad y almorzamos una deliciosa especialidad local, el arroz montañero.
llegando a Tarter



Lo pasamos tan bien esa tarde y nos divertimos tanto juntos, que los días posteriores quedamos para vernos en las pistas para irnos de excursión sobre los esquíes, hasta Pas de la Casa.
Gracias a ellos dos, que eran "unos máquinas", ese año dí un gran avance en mi nivel de esquí. Un saludo para los dos desde aquí.


En enero de 2009 tuvimos una nueva oportunidad de escaparnos a la nieve, y la aprovechamos. Elegimos, por cambiar, Pas de la Casa para alojarnos.


Yo ya había visto las pistas el año pasado, y me parecieron un buen lugar para dar otro salto a nuestro nivel de esquí.






Supongo que la zona a la gente un poco más joven que nosotros, o simplemente más juerguistas, les encantará. No tanto a nosotros, que pensamos que el encanto de la montaña tiene algo especial.
Si bien es verdad, que lo de aquí es "otro rollo", por así decirlo. Es una zona que aunque pequeña, mucho más pensada para el turista, con restaurantes, centros comerciales, pubs y discotecas en casi todas las esquinas.
Gran nevada en la noche de Pas de las Casa

Pas de la Casa, es casi la frontera con Francia y se nota mucho su influencia en sus habitantes, así como la influencia catalana en Andorra la Vella, más próxima a España.
El mal tiempo fue la tónica de ese viaje, cayendonos varias y grandes nevadas esos días. Pasamos mucho frío y no le pudimos sacar todo el jugo que hubíésemos querido a las espaciosas pistas que tiene ese sector.  
 Por culpa de ese mal tiempo, lo pasamos bastante mal por las carreteras en el camino de vuelta a España.

En Abril de ese mismo año, nos dejamos convencer por dos parejas de amigos y regresamos a Andorra, pero esta vez volvimos a elegir los hotelitos de montaña en la zona de Soldeu.
Expedición Chicharrera a la nieve, abril 09
A pesar de que solemos viajar solos, tenemos que reconocer que cuando lo haces con gente adaptable y a los que les parezca bien todo lo que se proponga, tomándose de buen humor cualquier contratiempo que pudiera surjir, es un verdadero placer viajar en compañía. Otra cosa es que consigas ese tipo de gente. Nosotros ese año, tuvimos la inmensa fortuna de conseguirlas. Un abrazo a todos ellos.


Lo más destacable de ese año, fue que la temporada se prolongó por la cantidad de buena nieve que hubo. Fuimos de ultimisima hora pensando que casi no habría nieve, pero nos equivocábamos. Había muchísima, todas las pistas estaban abiertas, y con la mejor calidad de nieve que hemos pisado jamás.




Lo mejor, es que como ya era final de temporada, casi no habían esquiadores, por lo que el disfrute de la montaña fue mayor si cabe.



Otra de las cosas positivas, es que uno de los compañeros con los que viajamos, esquía muy bien, por lo que pudimos ir los dos juntos de excursión a otros sectores, bajando por pistas algo complicadas sin muchos problemas y disfrutando de los hermosos paisajes que se pueden ver desde las alturas.






Lo pasamos tan bien juntos, tanto en la nieve, como haciendo actividades tipo Caldea, o simplemente improvisando alguna merienda en el monte, que fue uno de esos viajes que te dejan la sensación de que fue poco. De los que te dejan con ganas de repetir.


Formigal

Es la estación o sector de esquí más grande y equipado del Pirineo aragonés por nosotros conocido.


No fue un viaje que hiciéramos Mari y yo juntos, por lo que no vamos a entrar en detalles aquí. Fue una escapadita de tres días que hice con un amigo que me estaba acompañando en unos menesteres en la península.


Está situado solo unos pocos kilómetros de la estación de Panticosa. Es una zona muy bonita en cuanto a los paisajes se refiere y cuenta con unas pistas que aunque no tan grandes como las de Andorra, pero con unas vistas igual de formidables.
El pueblo es precioso, pero se nota que llevan años explotando el turismo, y el año en el que fui ya habían abierto el Balneario de Panticosa, que es un plus para las actividades a realizar allí.